Lactancia materna
La leche materna es el alimento más completo para cubrir las
necesidades del bebé. La razón es sencilla: el recién nacido tiene el aparato
digestivo y el metabolismo adaptados a la leche humana. Además, no tiene
horarios; la lactancia se produce a demanda, es decir, cuando el bebé lo pida.
Por eso es tan importante que la madre no se separe del bebé en ningún momento
durante el periodo de lactancia.
La succión del pezón por el bebé estimula la acción de dos
hormonas: la oxitocina, que origina la galactopoyesis, es decir, la secreción
de la leche, y la prolactina, que contrae los músculos del pezón para facilitar
su salida. La estimulación de las dos hormonas hace que el útero permanezca
contraído, lo que evita el sangrado posparto excesivo y mejora la recuperación
de la madre.
El hecho de darle el pecho inmediatamente después de nacer evita
hiperglucemias (aumento de los niveles de glucosa en sangre) y pérdidas de peso
en el bebé. También estimula una mayor síntesis de vitamina K en su intestino
-útil por su función antihemorrágica-, debido a los gérmenes que se depositan
en el pezón de la madre.
Pese a todas estas ventajas, la madre debe tener especial cuidado
con su dieta porque alimentos como las alcachofas, cebollas o verduras
flatulentas pueden causar que el bebé rechace la leche debido a que modifican
su sabor y olor. Además, la madre elimina sustancias a través de la leche que pueden ser nocivas
para el bebé, como la nicotina, el alcohol y fármacos como los anticonceptivos,
que anulan la producción de leche.
Es importante tener en cuenta que la llegada de la leche materna
al seno varía según el tipo de parto:
• Parto normal: lactancia materna a las 48 horas.
• Parto múltiple: a las 24 horas.
• Parto con cesárea: al tercer y cuarto día.
El biberón
Las fórmulas de leche artificial surgieron a finales del siglo
XIX; hasta entonces no había otros medios para alimentar a niños que no
podían recibir lactancia materna por diversos motivos. La alimentación
artificial con fórmulas lácteas mediante el uso del biberón es una
alternativa a la lactancia materna cuando existen circunstancias que hacen
que el bebé no pueda recibir leche materna.
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Estas fórmulas artificiales se obtienen a partir de leche de
vaca modificada, debido a las diferencias existentes con la leche humana. Se
pueden utilizar como sustituto total o parcial de la misma. En este último
caso se denomina "lactancia mixta", combinando tomas de leche
materna con tomas de biberón. Existen dos tipos: la alternante, ante la
ausencia materna, que intercala pecho en una toma y biberón en otra; la
coincidente, que consiste en dar en la misma toma pecho y biberón, ante la
escasez de leche de la madre. En ambos casos, siempre se debe dar primero el
pecho.
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Las primeras papillas del niño
Desde el primer mes hasta
el año de vida el bebé está considerado como lactante. Durante esta etapa el
niño se desarrolla y cambia continuamente. Por ello se necesitan nuevos
alimentos, además de la leche materna, a partir de los seis meses. Es necesario
introducir alimentos distintos para cubrir las necesidades nutricionales del
bebé. No obstante, la leche no se debe retirar de la dieta: tiene que
constituir el principal aporte lácteo hasta el año de edad y la cantidad mínima
es de medio litro al día. Sin embargo, para niños alimentados con leche
artificial, se recomienda la introducción de alimentos distintos de la leche
materna antes, cerca de los cuatro meses.
Este periodo de diversificación
alimentaria o de introducción de nuevos alimentos se conoce con el nombre de
"beikost".
La ingestión de nuevos alimentos es necesaria para lograr el
desarrollo de todas las funciones corporales del pequeño, así como la
maduración de todas sus estructuras y órganos. Por una parte, hay un importante
crecimiento en peso y longitud durante el primer año de vida.
Por otra, el importante desarrollo neurológico y psíquico hace que
mejoren sus habilidades para alimentarse:
- A los cuatro meses reacciona ante el pecho o el biberón, puede deglutir alimentos semilíquidos o pastosos, y puede empezar a comer con cuchara.
- A los siete meses es capaz de masticar, echa la cabeza hacia atrás cuando no quiere un alimento, se lleva la cuchara a la boca y se interesa por los alimentos, diferenciando sus texturas.
- A los diez meses es capaz de coger una galleta y comerla solo, puede beber de un vaso o taza; y por último, a los 12 meses, es capaz de comer con los dedos, se interesa por alimentos que comen los demás, diferencia el aspecto de las comidas y muestra sus preferencias.
Aparte de esta evolución, existe una importante maduración
hepática, renal y gastrointestinal:
- A los seis primeros meses, mejora su secreción gástrica y pancreática, aumenta la motilidad de su intestino delgado y desarrolla una mejor respuesta inmunológica.
- A los seis a los 12 meses, continúa la maduración de su sistema digestivo. Esta es la mejor época para educar su sentido del gusto y conocer los sabores básicos.
La aparición de los dientes es clave para que el niño evolucione
desde una dieta triturada en forma de purés, a una dieta de alimentos sólidos
que podrá fácilmente masticar.
El ambiente en el que se realizan las comidas es sumamente
importante, ya que influye en su alimentación. Lo mejor que haya tranquilidad,
estímulos para al niño y paciencia si se niega a probar algún alimento.
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